Guía para aprender a germinar (parte 2): germinar en plato

Como ya te conté en el post anterior, existen diferentes formas de germinar. Para nosotros la germinación en plato es la más versátil y bonita, aunque a veces, y según la semilla, pueda resultar la más complicada. ¡Vamos a ayudarte y a quitar los miedos!

GERMINAR EN PLATO

Tiempo necesario -> depende de la semilla (echa un ojo a la tabla 2 del post anterior).

Material de cocina.

  • Germinador de plato (apto para mucilaginosas y no mucilaginosas). Visita nuestra
    tienda online
  • Bote de vidrio, para conservarlos luego en nevera (opcional, porque también puedes conservarlos directamente en el propio plato).


INGREDIENTES ECOLÓGICOS

  • Semillas ecológicas aptas para germinación.
  • Agua mineral de calidad, o filtrada.

PROCEDIMIENTO

Toda semilla que va a comenzar el precioso proceso de la germinación, necesita oscuridad, humedad y aireación. Veamos cómo pues recrear estas condiciones en tu cocina. Pero antes de comenzar, debes activar las semillas.

  1. El primer paso es activar las semillas, “despertarlas” de su letargo. Se trata de rehidratarlas. La cantidad de semillas dependerá de la necesidad de cada persona y de las medidas del plato de germinación que vayas a emplear. Lo que tienes que tener en cuenta es que las semillas deben quedar perfectamente extendidas sobre la rejilla metálica, con el fin de que el drenaje y la ventilación sean correctos.

Algunas ideas de cantidades:

Para un plato de germinación de 16 cm, rehidrata 2 cucharadas soperas rasas de mucilagenosas (albahaca, lino, rúcula, mostaza, berro, chía), o 3 de no mucilagenosas.

El tiempo de activación suele aparecer en el envase de las semillas que adquieras. En general, 15 min si son mucilaginosas. Si no son mucilaginosas, 6-12 h para las más pequeñas (rabanito, cebolla, alfalfa, fenogreco,…), y 12-24 h para las grandes (cereal, pseudocereal y legumbre). Ten en cuenta que si no son mucilaginosas, como tienen que estar más tiempo a remojo, es importante que las enjuagues 2-3 veces al día para desechar los residuos metabólicos de su activación. Ayúdate de la rejilla metálica para tapar la boca del bote, y desecha el agua sobrante o empléala para regar.

 

  1. Transcurrido el tiempo de activación (rehidratación), y con la ayuda de un cuchillo o espátula, extiende las semillas sobre la rejilla, formando una capa uniforme, en la que las semillas se toquen entre ellas, sin quedar amontonadas. Coloca el plato en una zona que esté algo ventilada y que no reciba luz directa. Incluso, durante los dos primeros días, puedes disponer un plato sopero encima para crear efecto invernadero, evitar la pérdida de humedad y acelerar así la germinación. O también puedes colocarlo dentro de una alacena de la cocina. Recuerda que tienen que germinar en condiciones de oscuridad, o de baja intensidad lumínica.

 

  1. Hasta que germinen, aclara las semillas dos veces al día con abundante agua tibia, bajo el grifo, y preferentemente por la mañana y por la noche. Una excepción son las judías mungo (que se convertirán en los comúnmente mal llamados “germinados de soja”), que necesitan hasta 4 aclarados al día. El enjuague permite eliminar los residuos metabólicos de las semillas y mantenerlas húmedas. Es importante que no queden encharcadas. Si ves que a lo largo del día pierden humedad, pulverízalas con agua 2-3 veces al día, a modo de rocío.

 

  1. Cuando germinen y salga su raíz, rellena el plato con agua de calidad sin que toque la rejilla. Así, las raíces podrán atravesarla en búsqueda del agua y de las sales minerales que absorberán para poder crecer.

 

  1. Cuando salgan los cotiledones (las primeras hojitas), ya puedes poner los germinados más cerca de la luz (pero no directa), para que la maravillosa y saludable clorofila los pinte de verde. La clorofila es un pigmento de color verde que funciona a modo de antena colectora de luz, para poder hacer la fotosíntesis.

  1. Si los dejas más días, obtendrás los brotes, de mayor tamaño que los germinados y con una mayor riqueza de clorofila.

 

  1. Es importante que cambies el agua del plato y que extraigas la rejilla con los germinados para enjuagarlos enteros (la plántula entera, raíz, tallo y cotiledones). Hazlo 1-2 veces al día, bajo un chorrito de agua fresca.

 

  1. También es importante que vayas retirando las envolturas sueltas y externas de los germinados (la fibra insoluble) con el fin de evitar el amontonamiento y la falta de ventilación. Puedes ir retirándolas a mano o una vez recolectados los germinados, ponlos en un recipiente grande lleno de agua y agita. Las envolturas se desprenden y quedarán flotando. Este punto es importante si vas a dejar los germinados más tiempo en el plato, y ves que pudiera afectar a su desarrollo. [Recuerda: si detectas moho o ante el menor olor a descomposición, deséchalos).

 

  1. Una vez alcancen el tamaño deseado, y los cotiledones se hayan abierto, puedes cortarlos e ir añadiéndolos a tus comidas. También puedes retirarlos completamente (las raíces son comestibles), lavarlos, secarlos con un trapo de algodón y refrigerarlos tapados (máximo 3-4 días) dentro de un bote de vidrio, con una servilleta en el fondo para que absorba el exceso de humedad.

 

¡Enhorabuena, acabas de preparar un cóctel muy potente de nutrientes y fitoquímicos!

Disfruta del frescor, chasquido y color que aportarán a tus platos.

RECETA DE ESTA ENSALADA AQUÍ

En la siguiente y última parte de esta guía te enseñaré cómo germinar en bote (que solo sirve para semillas no mucilagenosas). ¡Nos vemos pronto!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Carrito de compra